jueves, 27 de agosto de 2009

LA MÚSICA, ESE PROBLEMA PRECIOSO x Gastón Montells- Colectivo La Tribu

La música en las radios FM es una de las principales razones, sino la principal, por las cuales la mayoría de las personas sintoniza una propuesta.
La noción de "propuesta" no es menor teniendo en cuenta que la programación de una emisora es una opción de diálogo que desde el aire se promueve para conversar.
La idea de propuesta merece desagregarse. Propuesta significa recorte. Es decir: prioridad. Proponer algo, en este caso una serie ordenada e intencional de canciones, es poder dar cuenta de una decisión que responde a un conjunto de definiciones que organizadas constituyen un criterio. Proponer será traducir un esquema de definiciones a una materialidad que lo comunique.
Por eso cuando escuchamos una canción en una radio deberemos entender que esa canción suena ahí en ese momento, día y horario porque hay una razón que lo determina.
Se sabe que una propuesta es un recorte y como tal se acepta que configurará un perfil donde podrán profundizarse ciertas definiciones, visitar algunas otras y no dar cuenta de unas terceras.
Armar una propuesta de musicalización requiere mucho trabajo. Sobretodo porque la música además de una sonoridad es un texto, tiene un ritmo, construye climas pero también imaginarios, refiere a representaciones y repone y actualiza constantemente el campo de la industria musical y los circuitos independientes.
Es decir que pasar una canción es también hablar del mercado, de la propiedad intelectual, de la piratería y por supuesto de la mirada del mundo que ellas representan mientras suenan.
Diseñar un criterio musical es a la vez proponer un estado de ánimo, una red de animaciones sonoras que serán la banda de sonido de la ciudad donde se emita.
Probablemente cada persona al oír utilice esas canciones para ambientar esa época de su vida.
¿Por dónde empezar a construir un criterio? Un problema que suelen tener los musicalizadores refiere a dos cosas.
1. La música que conocen.
2. La música que les gusta.
Para musicalizar deberemos poder tomar distancia de lo que conocemos y nos gusta e iniciar un proceso constante de investigación musical empezando sobretodo por aquello que nos genera prejuicios y hasta nos da vergüenza.
Claro que la musicalización es la traducción sonora de nuestras definiciones político-culturales como proyecto. No podemos pensar en canciones si antes no tenemos claro cuál será nuestro objetivo con la música, qué queremos contar como radio, a quiénes le hablamos y qué características tienen esos destinatarios. A qué hora transmitimos, cómo es el ritmo de vida y los hábitos socio- culturales de la región que cubrimos. Y dos cosas importantes más: qué espera la gente que pasemos y qué propuestas musicales podemos dar a conocer sabiendo que probablemente el otro que oye no pueda elegirlas simplemente porque las desconoce.
Lamentablemente nadie puede elegir lo que no conoce. Por eso dar a conocer es socializar la posibilidad de tener más opciones para construir el gusto.
LA MÚSICA EN LA RADIO ES LA BANDA DE SONIDO EN LA CIUDAD
Pensar la musicalización de un proyecto es armar un mundo simbólico capaz de convertirse en la banda sonora del lugar donde se emite.
Las coordenadas del diseño de la estructura musical son la tipografía del texto que iremos escribiendo, si consideramos que las canciones son los párrafos del relato que suena.
Una serie de canciones no arman necesariamente un criterio. La elección de las canciones y el orden de aparición de las mismas es una clave importante en la dinámica rítmica que lograremos al aire.
Hay que tener en cuenta, aunque parezca una obviedad, que cuando uno musicaliza lo hace para otros. Eso significa que cumplir el criterio ayudará a desprenderse de los vicios pasionales propios en términos del gusto musical. Que musicalizar no es imponer sino invitar. Aunque la base del mercado musical sea la insistencia a partir de la repetición de los cortes de difusión (las canciones que se elige "estratégicamente" mostrar del disco para venderlo y por las cuales las discográficas ponen buenas sumas de dinero en las radios).
Algunas radios tienen criterios de autor. Definen que los musicalizadores sean personas especializadas que le dan su impronta apoyada en la legitimidad de su saber público.
Otras radios musicalizan por género, época, idioma y a eso le combinan variables de ritmo, duración, impacto, novedad. Otras directamente por lo que les paga la industria discográfica diciéndoles lo que tienen que emitir.
Más allá de cuál sea el criterio con el que musicalicemos, lo importante será que tengamos uno. Que sea claro y esté explícito para el musicalizador. Aun cuando sea conveniente revisar con frecuencia nuestra grilla de parámetros. Ya que los criterios varían, se modifican o acentúan según el mayor o menor diálogo que construyan con la audiencia.
Un criterio es un modo de organizar una propuesta intencional. En este caso debería dar cuenta de: 1. Los objetivos de la radio. Donde aparece un sentido del mundo y sus representaciones y también el contexto de época vinculado a lo musical.
2. La audiencia. Nuestros destinatarios estratégicos. La música es el inicio de una conversación. Las canciones no sólo son el "tema" de la conversación sino sobretodo "las palabras usadas". Por eso la música construye rápidamente un "código" entre los que se hablan.
3. El día y horario. Así como no somos los mismos el domingo, la música de un domingo no necesariamente es la misma que la del lunes.
4. La relación entre propuesta y demanda. Lo que ofrecemos en tanto receptores de material musical. Lo que pasamos sabiendo el deseo explícito de nuestra audiencia.
5. El origen de la música. ¿Quiénes son nuestras fuentes musicales? ¿La industria discográfica, el circuito independiente, los mismos artistas? ¿Los mp3, las nuevas tecnologías? Y vinculado a este punto todo lo referido a difusión, planillas de emisión, carga impositiva, sindicatos, derechos de autor.
Con estos mínimos parámetros, iniciaremos nuestro grillado del criterio. Deberemos convertir estas definiciones en una estructura de orden donde combinaremos canciones según género, idioma, ritmo, duración, modo de grabación (estudio o vivo), si son originales o versiones, y todos los indicadores propios que podamos construir para ayudar el pautado.
Una canción es una investigación. De ahí que las canciones cumplen un rol al ser emitidas más allá de la felicidad que pueda darnos oír un tema que nos guste.
No importa qué le pida uno a la canción, porque en ese pedido cada uno es autónomo y manifiesta su necesidad. Lo importante es qué le puede dar una canción a uno sabiendo que esa canción es parte de un marco de propuesta donde la radio a través de ella se manifiesta.
Así como una opinión periodística es un signo claro editorial, las canciones también son expresiones editoriales de una radio pero con otras formas estratégicas.
LAS CANCIONES SON TEXTOS QUE SUENAN
La canción no es todo el sonido de la radio. Es uno de sus elementos principales. También lo son las voces, la producción artística, el ritmo, los modos de ecualizar, etc.
Con las canciones ordenadas en un criterio construimos una arquitectura horaria que funcionará como la tipografía sonora de nuestra emisora. Las canciones son textos que suenan.
Intentaremos equilibrar lo que se espera escuchar con lo que proponemos descubrir.
Por eso constantemente tendremos que ir conversando con nuestros oyentes. Midiendo aceptación y rechazo. Interés y descubrimiento. Y actualizarnos en el campo musical elegido.
La industria discográfica inventa artistas y desarrolla estratégicamente cortes de difusión.
Luego pauta con dinero una rutina de salida al aire y esa constante repetición de una canción probablemente termine sonando en los labios de muchos y pueda ser nombrada ante la caja de pago de una disquería.
Que la música que oímos no es accidental no es algo en absoluto menor.
La música es una planificación estratégica. Sea porque desde ella se espera ganar dinero, sea porque con ella queremos cambiar el mundo.
Las canciones acompañan el estado de ánimo del barrio. La radio es el gran parlante que da ritmo a las ideas de una comunidad.•