Juan Manuel Rodríguez
Español por nacimiento, ecuatoriano por adopción, Decano de la Facultad de Comunicación de la Universidad San Francisco de Quito.
Correo-e:
Aunque no se refieren ni a la vitamina C ni al Calcio, las Ces del lenguaje periodístico son esenciales para evitar la ambigüedad, confusión y desinformación en la noticia. Claro, Conciso y Correcto son las tres característicasnecesarias de todo texto periodístico. Entre las palabras a las que debemos poner especial cuidado se halla la preposición, pre (antes) y posición, pues ocupa un lugar anterior al de otro término.
La preposición es un término de enlace, o sea,se antepone a un sustantivo para originar un complemento. El matiz en el uso de estas uniones es muy sutil por los variados sentidos que una misma preposición puede otorgar, como es el caso de “a” y “de”. Si tenemos las palabras “político” y “dinero”, podremos escribir una serie de significados diferentes como: “el político sin dinero” (sentido paradójico), “el político con dinero” (sentido real), “el político de dinero” (sentido aristocrático),“el político por dinero” (sentido teleológico), “el político bajo el dinero” (sentido ambiguo). En todas estas frases tenemos un término inicial y otro final que enlaza la preposición. El significado del enunciado y el uso de la preposición dependerán en muchos casos del verbo. Así: “El político de dinero” lo perdió en la última campaña, y ahora trabaja “el político por dinero”.
En nuestro medio es muy frecuente encontrar la expresión “casa de venta”. Una casa de venta es un supermercado o un comercio, por ejemplo esta es una casa de venta de carros. Si deseamos vender la propiedad, diremos “casa en venta”,“departamento en arriendo”. En estas expresiones el verbo está sobreentendido (elíptico). Si lo colocamos para que el sentido sea completo, tendríamos “pongo la casa en venta”, y jamás diríamos “pongo la casa de venta”. La preposición “de” produce muchos problemas en el uso porque es una de ésas que tienen múltiples significados cuando sirve de enlace.
Hace unos días apareció un titular que nos asombró por la ambigüedad. Y si el efecto que se deseaba era recapacitar en la claridad del texto se logró este cometido. “Fin a los ejecutivos interprovinciales” (El Comercio, abril 28, A1) era el título de este equívoco. De inmediato nos pareció que los ejecutivos entre espacios interprovinciales fueron aniquilados por alguna suerte de maleficio, venganza extraterrestre o genocidio, y aunque muchos ejecutivos debieran merecer una suerte de fin incruento, algunos también merecen salvarse. El periodista podría alegar que el antetítulo “transporte” restaba esa ambigüedad del encabezado. No es tan cierto. Queda todavía la duda si debía haber escrito “fin a los ejecutivos interprovinciales”, o “fin de los ejecutivos interprovinciales”. El problema con la preposición surge porque no sabemos ni sospechamos cuál es el verbo sobreentendido. Si lo que se sobreentiende resulta ser el verbo es, entonces la frase sería el fin de los ejecutivos,pero si el verbo elíptico es llegar, entonces diríamos “les ha llegado el fin a los ejecutivos interprovinciales”. De todos modos, la preposición “a” nos parece inexacta y crea confusión en el titular, pues ésta se utiliza para personas (mataron a los ejecutivos), mientras que los ejecutivos a los que se refería el periodista no eran individuos sino autobuses (cosas), el acusativo cuando nos referimos a cosas no suele llevar la preposición “a”.
El régimen
En la España del General, cuando una persona empezaba un plan para adelgazar y moderar la gula, antes de que la palabra dieta formara parte de nuestra cotidianidad, se decía que fulano estaba haciendo régimen. Cuando la palabra dieta reemplazó a régimen, este término fue relegado al uso de los políticos y gramáticos. El régimen gramatical es la dependencia que tienen entre sí las palabras, dependencia que se encarga de otorgar sentido a los enunciados. De manera restringida, régimen es la preposición que exige cada verbo o caso en las funciones gramaticales. El mal empleo de la preposición en el ejemplo de los“(autobuses) ejecutivos” es un problema de régimen.
En el mismo medio y día, en la página A2 (“Inseguridad e impunidad”), nos enfrentamos al problema de un periodismo que desea literarizar; sin embargo, no nos vamos a preocupar de este fenómeno estilístico sino de los errores de régimen. Se lee: “una ola de violencia estremeció a la capital del Perú”, debería haber quitado la preposición a, pues este acusativo se refiere a una cosa: “estremeció la capital”. “Lo acontecido hace recordar con espanto lo que sucedió en el Estadio Nacional de Lima, …, con motivo del encuentro…”, ¿no hubiera sido más claro, preciso y correcto poner “en el encuentro”? Lo que sucedió fue en el encuentro, jamás con motivo del encuentro. “Los ciudadanos de Quito mediten sobre los efectos colectivos”, ¿no deberá meditarse en los efectos colectivos?
En el periodismo radial y televisivo la preposición simple y natural se sustituye por locuciones que no solamente atentan contra el buen decir sino también contra la claridad y economía de las palabras. Expresiones como “a fin de que” (para), “por concepto de” (por), “ a causa de” (por),“en lo que respecta” (?), “a consecuencia de” (por), “con el propósito” (para), “con objeto de” (para),“al respecto” (?),son tan innecesarias como abundantes en nuestros reporteros. Un ejercicio para capacitar y desentumecer la vagancia reflexiva es sentarse ante el televisor e ir señalando las veces que los locutores se inflanpara decir tantas maravillas. Se asombrará de la cantidad de locuciones vacías de información, oscuras y sin régimen. Sería bastante prudente que los periodistas nos pongamos a régimen, a dieta de palabras, procurando la economía y concisión en el texto.
Ahora que los editores nos amenazan en páginas blancas con dejarnos sin la educación que proporciona la “escuela de la vida”, exijamos unos profesores más cuidadosos para esos centros de saber. Es cuestión de régimen político y gramatical.