jueves, 8 de octubre de 2009

El Ruido x Murray Schafer

Comencé a pensar en las numerosas confusiones que rodean la palabra ruido. ¿ Era una cuestión de disonancia, de intensidad o simplemente de desagrado personal?. El gran físico del siglo XIX , Hermann von Helmholtz, tuvo poca dificultad en distinguir música" de "ruido". Esto es lo que dice en su famoso libro "Acerca de las Sen¬saciones del Sonido":
“La primera y principal diferencia entre varios sonidos experimentados por nuestro oído, es la que se halla entre ruidos y sonidos musicales. . .
Percibimos que generalmente un ruido es acompañado por una rápida alternancia de diferentes' tipos de sonido. . . Piénsese. por ejemplo, en el estrépito de un carruaje sobre el empedrado de granito, el chapoteo o desborde de una caída de agua o de las olas del mar, el murmullo de las hojas en un bosque. En todos estos casos tenemos rápidas, irregulares, pero nítidamente perceptibles alternancias de varios tipos de sonido que aparecen caprichosamente. . . Aquellos movimientos regulares que producen los sonidos musicales han sido investigados con exactitud por los f físicos. Son oscilaciones. vibraciones u ondas, es decir movimientos ascendentes y descendentes o en vaivén de cuerpos sonoros y es necesario que estas oscilaciones sean regularmente periódicas. Por movimiento periódico significamos aquel que constantemente retorna a la misma condición tras intervalos de tiempo exactamente iguales.”… “La sensación de un sonido musical es debida a un rápido movimiento periódico del cuerpo sonoro; la sensación de un ruido se debe a movimientos no periódicos."
Parece que estamos en un aprieto. Científicamente, por supuesto que no podemos impugnar la división de los sonidos de Helmholtz en periódicos y no periódicos. El problema es meramente semántico y surge porque optó por denominar a uno "sonido musical" y al otro "ruido". Cuando la músi¬ca era aún considerada como una colección de eventos sonoros armóni¬camente relacionados, el ruido automáticamente se refería a eventos sono¬ros disarmónicos. Los instrumentos de percusión fueron introducidos en la orquesta por la audacia de los compositores interesados en romper nuevas barreras del sonido. Beethoven fue tan audaz cuando adjudicó un solo a los timbales en el Scherzo de su Novena Sinfonía como George Antheil cuando introdujo hélices de aviones y sirenas en la trama de su "Ballet mécanique".
En el pasado la gente pensaba menos en la intensidad o volumen de los so¬nidos probablemente porque había sonidos mucho menos brutalmente so¬noros en su vida. No fue sino hasta la Revolución Industrial que la conta¬minación sonora comenzó a existir como un problema serio.
Fue en el comienzo del siglo pasado que el compositor futurista italiano Luigi Russolo, reconociendo que los "ruidos" dominaban de cualquier modo nuestras vidas, sugirió que debían ser completamente incorporados en la música. En 1913 escribió un manifiesto titulado "L 'arte dei rumori" (El arte de los ruidos), en el cual señaló que desde la invención de la máqui¬na, el hombre iba siendo gradualmente condicionado a estos nuevos ruidos y que este condicionamiento estaba modificando su sensibilidad musical. El postulaba el fin del destierro del "ruido" a los confines de lo desagrada¬ble y reclamaba que las gentes abriesen sus oídos a la nueva música del fu¬turo.
Esta es entonces la esencia de nuestra revisada definición de ruido. Los ingenieros de comunicaciones nos la han proporcionado. Cuando alguien esta transmitiendo un mensaje cualesquier sonido o interferencia que estorben su exacta transmisión y recepción son considerados como ruidos.
Esto hace que el ruido, ciertamente, sea un concepto relativo; pero nos proporciona la flexibilidad que necesitamos cuando nos referimos al sonido. Si en un concierto el tránsito fuera de la sala perturba la música, es ruido. Pero cuando, como lo hizo John Cage, se abren las puertas y se in¬forma a la audiencia que el tránsito es parte de la textura de la obra, los sonidos dejan de ser ruido.
Podemos continuar hablando de sonidos periódicos y no periódicos para distinguir dos cualidades bien diferentes del sonido; pero debemos re¬servar el juicio acerca de si son música o ruido hasta que determinemos si constituye parte del mensaje que ha de ser escuchado o son caprichosas interferencias del mismo. Ruido es cualquier señal sonora indeseada.

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